En varias ocasiones, en artículos escritos por nosotros, en charlas e incluso en artículos en periódicos, planteamos la cuestión de la influencia de la Radiación Electromagnética (tanto campos de baja y de alta frecuencia) en la salud humana.

Desde que la doctora Wertemeir en 1970 reveló en estudios que los campos de las líneas de transmisión de energía estarían directamente asociados al aumento del número de casos de leucemia, principalmente en niños, y luego la controversia de la influencia de la radiación de los celulares en la salud, analizamos diversos documentos de entidades internacionales que buscaban alertar sobre el peligro de la situación.

Pues bien, lo que se habla ahora es que los estudios hechos principalmente con las radiaciones de altas frecuencias de los celulares y otros dispositivos que las producen, como los hornos de microondas, tuvieron un enfoque inadecuado.

Estos estudios partieron siempre del hecho de que las radiaciones producen efectos térmicos (calientan los tejidos vivos) y es ese calor que causa los daños. Desde hace mucho tiempo, sin embargo, advertimos que el problema va más allá.

Por ejemplo, ciertos iones que forman parte de las sustancias vivas roncan en frecuencias muy cercanas a la frecuencia de la red de energía (60 Hz y 50 Hz en algunos países), lo que los hace especialmente sensibles a los campos que actúan sobre el tejido vivo. Bajo la influencia de estos campos, la vibración de estos iones puede llevar a cambios de naturaleza química en las células en que están y con ello cambios fisiológicos.

Un estudio que alertó sobre este hecho hasta sugirió que la frecuencia de la red de energía fuera elevada a 100 o 120 Hz para proteger más a los seres humanos, sin embargo por motivos técnicos, el asunto no fue llevado adelante. Es necesario cambiar las características eléctricas de todos los aparatos que funcionan hoy en la red de energía, lo que es imposible.

Ahora parece que el tema está siendo abordado de una forma más amplia por la creación de un grupo de trabajo, denominado Bionintiative (www.bioinitiative.org) que lanzó en su sitio un documento, el Bioinitiative Report (*), donde esta organización aborda los estudios más recientes sobre el tema ya partir de ellos apunta al establecimiento de leyes y estándares que protejan a las personas contra la acción de esos campos.

En este documento, bastante largo, que fue elaborado por expertos de diversos países en el mundo, se revela que los niveles actuales de radiación máxima tanto en campos de baja y de alta frecuencia establecidos por diversos estándares internacionales son inadecuados.

Y aún más, muestra qué niveles, aunque pequeños son causa de problemas que van desde alteraciones genéticas y en las proteínas del organismo humano, hasta efectos genotóxicos, en el streess, alteraciones de las funciones inmunológicas, tumores cerebrales y de mamas, efectos neurológicos, efectos relacionados con el mal de Alzheimer y evidentemente la leucemia.

Estamos preparando una serie de artículos en los que pretendemos discutir el problema a la luz de esta documentación, mostrando que el peligro existe y que estamos subestimando su presencia. Los estándares más estrictos para determinados equipos se hacen necesarios y principalmente hoy, para evitar problemas futuros, cuidados en el manejo y uso de cualquier equipo que produzca radiaciones tanto de altas y de bajas frecuencias.

Este hecho nos lleva de vuelta al paso, cuando Pierre Curie y Madame Curie descubrieron la radiación atómica, a antes de que se pudiera estudiar con cuidado, los productos que predicaban sus "cualidades terapéuticas" aparecieron en el mercado.

En aquellos tiempos era común que "carros" recorrer las villas americanas vendiendo "jarabe de uranio" (!) Para curar cualquier cosa, de la tos y dolor en la columna hasta la uña enclavada. Ninguna estadística fue hecha en la época para determinar el aumento de los casos de muerte por leucemia y otras enfermedades ligadas a la radiación en la época, pero eso se hubiera hecho ...

Hoy mismo hay que estar atentos a ciertos usos indebidos de la tecnología, principalmente relacionados con "efectos terapéuticos" no comprobados de ciertos productos que pueden ser mucho más peligrosos de lo que se piensa.

Colchones y almohadas con imán, dispositivos de masaje y relajación que producen campos magnéticos o RF, botellas con imanes para "dotar al agua de propiedades terapéuticas", son algunos ejemplos de cosas, que a corto plazo no se pueden asignar cosas buenas, ya largo plazo las sorpresas pueden ser muy desagradables. Estén atentos ...

(*) Incluso mucho después de escribir este artículo, ya en 2011, la polémica continúa. La propia documentación de la bioinitiative fue colocada en cheque, pues sería patrocinada por las empresas de celulares que no tiene interés en que sus productos sean gravados como nocivos para la salud.

 

 

Buscador de Datasheets



N° de Componente