El conocimiento de las bacterias que sintetizan magnetita (imán natural que es que un óxido de hierro) no es nuevo. No se encuentran en las bacterias la utilidad de contar con estos imanes en su interior, pero hoy sabemos que hay células animales que tienen células magnéticas con propósitos también bien definidos.

 

Así, las palomas y las aves migratorias, se descubrió que las células que contienen magnetita envían al cerebro de estos animales, información sobre la posición de los polos de la tierra, trabajando como brújulas.

 

Los Animales pueden entonces navegar con facilidad en sus movimientos migratorios. La pequeña protuberancia que vemos en el pico de la paloma de es uno de estos órganos de orientación magnética que ayuda a las aves para dirigir y girar hasta la posición deseada.

 

Estas células fueron encontradas en el hombre en el cerebro con conexiones que no sé el propósito. Muchos creen que las prehistorias del hombre tenían costumbres migratorias utilizan este sexto sentido para conseguir su orientación.

 

Para convertirse en sedentario, ya no era necesario el sentido de dirección y perdió la capacidad de utilizarlo. Sí, tenemos un GPS integrado en nuestros cerebros. La pregunta es si nosotros podemos recuperar la capacidad de utilizarlo.

 

 

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