No percibimos porque nos acostumbra a los pocos y hasta no podemos vivir sin muchas de las nuevas tecnologías que llegan hasta nosotros. Sin embargo, no sólo están alterando el ambiente en que vivimos y nuestros hábitos, sino también nuestro cuerpo y nuestros sentidos. ¡Qué es más grave!
Con la entrada en nuestro medio de decenas o incluso cientos de equipos de las más diversas tecnologías, no percibimos, pero ellos no están apenas alterando el lugar en que vivimos o frecuentamos, sino nuestro propio cuerpo y nuestro sentido.
La naturaleza demoró millones de años para crearnos, poniendo en nuestros ojos la franja de sensibilidad a los colores que corresponde justamente a lo que necesitamos para vivir mejor en nuestro mundo, la franja ideal de sensibilidad a los sonidos en nuestros oídos, que necesitamos para vivir bien, nos protege contra enemigos escuchando a los más débiles sonidos pero, atenuando los estrangulamientos de un trueno evitando que causen daño a los oídos, dando la sensibilidad necesaria a nuestro tacto y la nuestra para darnos confort en situaciones de sol, alteraciones químicas y todo.
Sin embargo, la tecnología, cuando mal usada está alterando todo esto y nuestra sensibilidad al mundo en que vivimos está siendo alterado. Un breve análisis que podemos hacer sin necesidad de laboratorios, instrumentos de investigación o más está en nuestro día a día.
Comenzamos con la iluminación de nuestras casas y ambientes de trabajo que son artificiales y se mueven directamente con la sensibilidad de nuestros ojos. Por supuesto que necesitamos una buena iluminación en nuestro trabajo y la luz relajante en nuestra casa. Para una vitrina una luz que realza los productos expuestos y todo.
Sin embargo, si descontrolada la iluminación puede afectar la sensibilidad de nuestros ojos con problemas. ¿Cuántas personas necesitan gafas en nuestros días, quizás justamente por problemas causados por la iluminación.
La luz de LED es óptima en el sentido de que, además de económica, nos permite elegir el color para nuestro mejor bienestar en lo que hacemos, pero no hay una orientación de cómo hacerlo. Nuestros ojos poseen recursos de adaptación que necesitan ser ejercitados. Si usted usa gafas oscuras (a no ser por recomendación médica) y no lo quita en ningún momento en lugares más claros, su retina se vuelve "perezosa" y sus ojos ya no pueden adaptarse a la claridad. Las gafas son entonces indispensables.
El propio foco necesita ser ejercitado. Si usted trabaja todo el tiempo delante de una computadora, usted con el tiempo pierde la capacidad de enfocar objetos lejanos. La gafas viene y ya no puedes dejarlo.
Tengo 71 años cuando escribo este artículo y no uso gafas a no ser para leer marcas en componentes SMD muy pequeños. Normal eso. Me preguntan qué hago para mantener mi buena agudeza visual. Además de tener la astronomía como pasatiempo (opuesto a estar viendo cosas cerca) también me ejercito, buscando enfocar mi visión en objetos distantes de un paisaje.
El ejercicio vale para todo, de los músculos, de la visión y de la propia audición. Saber elegir el sonido que vamos a oír, el nivel correcto también forma parte del ejercicio para mantenernos bien, independientemente de la interferencia de las tecnologías.
Ya hablamos de los sonidos excesivamente altos que perjudican la audición en otro artículo, pero ciertamente volveremos al asunto en breve incluyendo ciertamente el uso descontrolado del teléfono celular.