Ciertamente los lectores que entienden más de electrónica deben haber extrañado el título de este artículo. En realidad, trata de un tema que es bastante confuso para algunos lectores que tienen dificultades para entender las características de los LED y piensan en controlar su brillo exactamente como se hace en una lámpara incandescente. Ciertamente no es eso lo que ocurre y explicamos mejor en este artículo.
Muchos lectores nos escriben pidiendo circuitos que varíen la tensión en un LED para poder controlar su brillo.
Hemos sentido dificultades para explicar que los LED se comportan de una manera completamente diferente de las bombillas incandescentes y que, por lo tanto, no es posible variar la tensión aplicada sobre ellos, de modo que su brillo sea controlado.
Vamos a explicar mejor.
Las características de los LED
Los LED se comportan como diodos, a diferencia de las lámparas incandescentes comunes.
Una lámpara incandescente común tiene una característica como la mostrada en la figura 1, en la que vemos que la corriente en su filamento varía de acuerdo con la tensión.
No se trata de un dipolo lineal como una resistencia que tiene una resistencia constante. Las lámparas tienen una resistencia a frío menor y esta resistencia aumenta a medida que el filamento se calienta.
Lo que importa sin embargo, es que, como muestra esta característica, podemos variar la tensión aplicada en una lámpara en una amplia gama de valores para modificar la corriente.
Es por este motivo que podemos usar un circuito que controle la tensión para modificar su brillo, como el mostrado en la figura 2.
En el caso de un LED, sin embargo esto no ocurre, como afirmamos.
El LED es un diodo y como tal tiene una característica como la mostrada en la figura 3.
Cuando alcanzamos la tensión de conducción de ese componente, que puede estar entre 1,8 y 2,7 V típicamente, cualquier aumento adicional de la tensión aplicada al LED sólo hace que la corriente aumente también.
La tensión, en una gran gama de valores, varía muy poco, manteniéndose fija.
El LED se comporta como una especie de diodo zener en el que su conductividad se modifica cuando la tensión aplicada tiende a aumentar para compensar este efecto y se mantiene fija.
Esto explica por qué no podemos variar la tensión en un LED. Siempre tendremos 2,7 V en un LED blanco, por más que intente aumentar la tensión aplicada.
Y si insistimos, la corriente aumenta más allá de la capacidad de disipación del componente y se quema.
Es por este motivo que, para controlar el brillo de un LED debemos modificar la corriente y no la tensión.
El control más simple para un LED sería un reóstato, como muestra la figura 4.
Sin embargo, lo mejor es utilizar una fuente de corriente, como la de la figura 5.
Vemos a través de este circuito que, cuando actuamos sobre el circuito, lo que se modifica es la corriente en el LED y no la tensión aplicada que se mantiene constante.
Es por este motivo que no podemos controlar el brillo de un LED modificando la tensión aplicada, que en él se mantendrá constante, sino la corriente.
El circuito que lo controla sí, puede tener una tensión de entrada variable de modo que esto se traduzca en variaciones de corriente.